Por Diana Bucio
El Congreso se llevó a cabo en el centro de congresos en la cuidad de Querétaro, comenzó el miércoles 9 de noviembre y termino el 11 de noviembre.
La Cooperativa de Acampalli hizo acto de presencia Karla Quintana participó como ponente en una de las conferencias, además la cooperativa tenía un espacio designado para impartir talleres sobre la huella ecológica a niñas y niños que iban que diferentes escuelas de la ciudad de Querétaro.
Mi participación como tallerista en el espacio de Acampalli comenzó el jueves 10 de noviembre a partir de las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde.
El plan era compartir con niñas y niños de diversas escuelas de diferentes grados qué es la huella ecológica y hacer algunos juegos y actividades que nos permitieran ejemplificar cómo es que cada una de las actividades que realizamos cotidianamente al ir a la escuela, al estar en nuestras casas o ir de compras tiene repercusiones para el ambiente y lo que se pretende es que después de dialogar con los chicos se logre una reflexión sobre nuestro actuar, para así poder proponer actividades que sean más amigables con el ambiente.
Lo primero era presentarnos con los chicos saber de qué escuela y grado eran y que nos conocieran como personas que integramos una cooperativa cual es la labor de Acampalli y que es lo que nosotros ya no hacemos para disminuir nuestro consumo y no generar tantas emisiones de carbono que contaminan nuestro ambiente.
Después platicamos con los chicos para conocer sus hábitos de consumo, que pasa cuando van al supermercado, cuando comen algo en la calle o al llevar luch a la escuela.
Conocer si ellos saben que tan perjudicial es el consumo de plástico o de unicel y que vieran otras opciones como las que había en el taller de vasos hechos de maíz.
La tercera actividad era un juego donde declarábamos la guerra al plástico y a los grandes consumidores y poco a poco ir formando más grandes héroes que no consuman plástico.
Después la siguiente actividad era que en papel recortado en grandes círculos dibujarán toda la belleza del mundo, de nuestro planeta Tierra como cada niño lo viera.
Cuando las niñas y niños terminaron sus dibujos expresando la belleza del planeta la siguiente actividad era que pusieran mucha atención a preguntas que les serian planteadas con posibilidad de diferente respuesta y cada una de ellas representaba la huella ecológica, por cada pregunta podían poder de 2 o ninguna huella, al terminar la serie de preguntas enfocadas a su consumo de alimentos, al gasto de energía eléctrica en sus domicilios, en sus formas y tiempos de traslados, etc. Tenían que ver cómo había quedado su mundo de marcado con varias o pocas huellas.
Y finalmente hacer la reflexión que si todos viviéramos como ellos están acostumbrados no nos alcanzaría un planeta Tierra que tenemos sino que necesitaríamos de 2 a 4 mundos más.
La experiencia fue buen gratificante con los niños, me pude dar cuenta que aunque al principio les costaba trabajo entender exactamente en lo que consistía la huella ecológica con el transcurso de las actividades y las reflexiones logradas los chicos en ocasiones se daban cuenta que tenían un consumo desmedido y afectar nuestro planeta y otros en su familia existía un compromiso de cuidar el medio ambiente como al tener en sus casas paneles solares para generar energía o regar el jardín con el agua que sale de la lavadora o la regadera, etc.
El Congreso se llevó a cabo en el centro de congresos en la cuidad de Querétaro, comenzó el miércoles 9 de noviembre y termino el 11 de noviembre.
La Cooperativa de Acampalli hizo acto de presencia Karla Quintana participó como ponente en una de las conferencias, además la cooperativa tenía un espacio designado para impartir talleres sobre la huella ecológica a niñas y niños que iban que diferentes escuelas de la ciudad de Querétaro.
Mi participación como tallerista en el espacio de Acampalli comenzó el jueves 10 de noviembre a partir de las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde.
El plan era compartir con niñas y niños de diversas escuelas de diferentes grados qué es la huella ecológica y hacer algunos juegos y actividades que nos permitieran ejemplificar cómo es que cada una de las actividades que realizamos cotidianamente al ir a la escuela, al estar en nuestras casas o ir de compras tiene repercusiones para el ambiente y lo que se pretende es que después de dialogar con los chicos se logre una reflexión sobre nuestro actuar, para así poder proponer actividades que sean más amigables con el ambiente.
Lo primero era presentarnos con los chicos saber de qué escuela y grado eran y que nos conocieran como personas que integramos una cooperativa cual es la labor de Acampalli y que es lo que nosotros ya no hacemos para disminuir nuestro consumo y no generar tantas emisiones de carbono que contaminan nuestro ambiente.
Después platicamos con los chicos para conocer sus hábitos de consumo, que pasa cuando van al supermercado, cuando comen algo en la calle o al llevar luch a la escuela.
Conocer si ellos saben que tan perjudicial es el consumo de plástico o de unicel y que vieran otras opciones como las que había en el taller de vasos hechos de maíz.
La tercera actividad era un juego donde declarábamos la guerra al plástico y a los grandes consumidores y poco a poco ir formando más grandes héroes que no consuman plástico.
Después la siguiente actividad era que en papel recortado en grandes círculos dibujarán toda la belleza del mundo, de nuestro planeta Tierra como cada niño lo viera.
Cuando las niñas y niños terminaron sus dibujos expresando la belleza del planeta la siguiente actividad era que pusieran mucha atención a preguntas que les serian planteadas con posibilidad de diferente respuesta y cada una de ellas representaba la huella ecológica, por cada pregunta podían poder de 2 o ninguna huella, al terminar la serie de preguntas enfocadas a su consumo de alimentos, al gasto de energía eléctrica en sus domicilios, en sus formas y tiempos de traslados, etc. Tenían que ver cómo había quedado su mundo de marcado con varias o pocas huellas.
Y finalmente hacer la reflexión que si todos viviéramos como ellos están acostumbrados no nos alcanzaría un planeta Tierra que tenemos sino que necesitaríamos de 2 a 4 mundos más.
La experiencia fue buen gratificante con los niños, me pude dar cuenta que aunque al principio les costaba trabajo entender exactamente en lo que consistía la huella ecológica con el transcurso de las actividades y las reflexiones logradas los chicos en ocasiones se daban cuenta que tenían un consumo desmedido y afectar nuestro planeta y otros en su familia existía un compromiso de cuidar el medio ambiente como al tener en sus casas paneles solares para generar energía o regar el jardín con el agua que sale de la lavadora o la regadera, etc.
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